Turismo, Parques Nacionales


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Reserva Natural Formosa
Región: Noroeste
Provincia: Formosa

La Reserva Natural Formosa está ubicada en el sudoeste de la parte norte de la Provincia de Formosa. El área fue creada en el año 1968 para proteger una porción de unas 9.005 ha del Chaco Semiárido. El paisaje de la región corresponde a una llanura sedimentaria modelada por la acción de los ríos que la atraviesan en sentido noreste-sudeste.
Ya en el año 1955, el Dr. De Gásperi, propone la creación de una reserva al Sudeste de Ing. Juárez. Esta iniciativa fue sucedida por Dimitri y Daciuk quienes en el año 1967 recomiendan crear una “Reserva Natural con Objetivo Dirigido”, a fin de salvaguardar una muestra del ambiente, evitar la extinción de ciertas especies y restablecer el equilibrio ecológico, manteniendo cierto tipo de manejo acorde a la situación de uso del territorio. Así fue que en respuesta a estas propuestas y por una reducción del Parque Nacional Río Pilcomayo en su superficie en casi 200.000 has fue creada en el año 1968 por Ley 17.916, la Reserva Natural Formosa.
Once años más tarde fue visitada por primera vez por el Guardaparque Altolaguirre, quien se desempeñaba como Intendente del Parque Nacional Río Pilcomayo. Recién en el año 1985, se llevaron a cabo las primeras comisiones por parte de guardaparques que residían temporalmente en el lugar. Un año después se incorporó a la dotación el primer Guardaparque de Apoyo, el Sr. Carlos Argañaraz, con presencia permanente en el área protegida. En 1991 se construyó la primera seccional (Roberto Cassinera), permitiendo la ocupación permanente por parte de los guardaparques.
Biodiversidad:
Ecosistema:
Los sedimentos transportados desde las altas cuencas forman albardones a los costados del cauce o, como ocurre con frecuencia, los colmatan y dan origen a la divagación de los ríos. Con el tiempo, estos traslados de los cauces llegan a formar verdaderos abanicos fluviales, caracterizados por la presencia de paleoalbardones con una cobertura vegetal, y paleocauces de suelos arenosos, generalmente cubiertos por pastizales de aibe (Elionurus sp.) que atraviesan la matriz boscosa característica de la región.
En el caso de la Reserva, sus límites norte y sur están determinados por dos cursos de agua naturales, el Arroyo Teuquito hacia el norte y el Río Bermejo marcando el límite sur del Área Protegida.
El Río Bermejo es muy dinámico en cuanto al caudal de agua que transporta, con un régimen irregular por la notable estacionalidad de las lluvias. Aun así, su cauce es permanente y permite la formación de un gran número de pozones que constituyen ambientes singulares para el desarrollo de la fauna ictícola. No posee un valle aluvial definido por lo que el río avanza horadando sectores de la costa, con un rumbo divagante que da lugar a la formación de meandros.
Este río alberga un número importante de peces, tales como el dorado, el surubí, el pacú, entre otros. Muchos de ellos de suma importancia para la dieta de las familias que viven a sus orillas.
En las márgenes del Bermejo se depositan bancos de arena que son arrastrados por el río. Sobre estos arenales se desarrolla una sucesión vegetal que da lugar a la formación de arbustales y bosques de la ribera del Bermejo. Colonizando la arena aparecen en primer lugar arbustales de suncho (Baccharis salicifolia), conocidos localmente como “sunchales”. A medida que estos arbustales “maduran” va creciendo el palo bobo o aliso de río (Tessaria integrifolia) formando los “bobadales” y luego aparece el sauce (Salix humboldtiana). En una etapa posterior aparecen renovales de otras especies arbóreas como el palo flojo o timbó blanco (Albizia inundata), enredaderas y lianas. El desarrollo de estos ambientes es muy dinámico ya que está asociado a las divagaciones y fluctuaciones del río Bermejo.
Carpinchos, lobitos de río y yacarés son habituales moradores de este ambiente, acompañados de cigüeñas, garzas y otras aves que se alimentan y anidan en él.
El Arroyo Teuquito, en cambio, no posee un cauce permanente, secándose en varios tramos de su curso durante el período seco. La presencia en la zona de un canal derivador (que une el Río Bermejo con este arroyo a fin de abastecer de agua dulce a la localidad de Laguna Yema y alrededores) ha modificado el lecho del Teuquito aguas abajo, aportándole gran cantidad de sedimento cada año, provocando así su sequía prácticamente en todo su recorrido durante buena parte del año. Aguas arriba mantiene su forma original, con “pozones” de agua permanentes, cubiertos por un tapiz de vegetación flotante de repollitos (Pistia stratiotes) y lentejas de agua (Lemma sp.), entre otros. En sus márgenes, sobre suelos bien drenados, se desarrolla el bosque de ribera. Es un bosque alto (supera los 16 m.), húmedo y diverso; ya que en él confluyen elementos de la flora chaqueña, paranaense y de las yungas. En el borde interno, el bosque tiene un estrato arbóreo alto y denso donde aparecen especies de gran porte como la mora amarilla (Maclura tinctoria), el guayaibí (Cordia americana) y el palo flojo (Albizia inundata). Hacia el exterior se desarrollan comunidades de quebrachales y algarrobales donde aparecen especies como el quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), el algarrobo blanco (Prosopis alba), el mistol (Ziziphus mistol) y algunas especies de chaguares (Aechmea sp.). Además, en las márgenes barrosas son características las galerías de palo bolilla o palo jabón (Sapindus saponaria).
Cada ambiente tiene su fauna asociada, y el bosque de ribera no es la excepción. El mayuato (Procyon cancrivorus) encuentra en el cauce del arroyo gran cantidad de peces y cangrejos para alimentarse. El coipo, el martín pescador (Chloroceryle americana) y la cochapolla (Aramides ypecaha) también habitan estos lugares.
Varias familias viven del otro lado del arroyo, siendo la “chalana” (balsa) imprescindible en épocas de crecidas.

Clima:
Subtropical semiárido, con estación seca marcada y gran amplitud térmica. Las temperaturas medias van desde los 12°C en invierno (con heladas ocasionales) y 25°C en verano (con máximas absolutas que superan los 48ºC). Hay 350 a 750 mm anuales de lluvias, concentrados en la época estival.
Se recomienda su visita de mayo a septiembre. Antes hace demasiado calor y después las lluvias pueden cortar los accesos.

Flora y fauna:
En los sectores más altos, no inundables y sobre suelos profundos limosos se desarrolla el bosque de quebracho, que constituye el ambiente predominante en la reserva. Este bosque se encuentra en distintos estados de degradación debido a su historia de uso. Es así que en algunos sectores se encuentran ausentes los árboles de gran porte como el quebracho colorado (Schinopsis lorentzii), que han sido extraídos históricamente para postes y tanino.
Los quebrachales son bosques bajos, con un dosel denso de 5-7 m y emergentes dispersos que alcanzan los 15-20 m de altura. Entre las especies vegetales que forman parte este bosque se pueden mencionar además al quebracho blanco, mistol, palo cruz (Tabebuia nodosa), chañar (Geoffraea decorticans), guayacán (Caesalpinia paraguariensis), duraznillo (Ruprechtia triflora).
En sitios degradados es común la presencia de especies leñosas y tolerantes o resistentes al fuego como lo son: garabato hembra (Acacia praecox), garabato macho o teatin (A. gilliesii), tusca o churqui (A. caven), brea (Cercidium praecox), quimil (Opuntia quimilo), brea de agua (Mimosa detinens), sacha limón (Anisocapparis speciosa) y otras especies de la familia Capparaceae conocidas localmente como sachas, y varias especies de cactáceas como el cardón (Stetsonia coryne), entre otras.
En algunos sectores, el duraznillo – fácil de distinguir por su corteza enrulada, su ramificación desde la base y sus hojas caducas que se van manchando con un tono pardo rojizo- se convierte en la especie dominante, razón por la cual estos bosques son conocidos como duraznillares.
En las áreas próximas a cursos de agua y madrejones, por donde posiblemente hayan divagado los ríos, sobre los albardones conocidos localmente como “bordos”, se establecen los algarrobos (Prosopis alba mayormente). Estos algarrobales son bosques abiertos que se encuentran degradados por la intervención humana e invadidos por muchos arbustos y cactáceas, pudiéndose encontrar tocones como indicadores de la actividad extractiva.
En las zonas más bajas, sobre suelos arcillosos mal drenados, anegables y con cierta salinidad; se desarrollan los bosques bajos y arbustales.
Dependiendo del estado de degradación existen formaciones donde predomina el palo santo (Bulnesia sarmientoi), conocidas como “palosantales” y formaciones donde la especie predominante es el vinal (Prosopis ruscifolia), llamadas “vinalares”.
Los palosantales son bosques bajos (3-6 m) con emergentes dispersos de 10-16 m. El suelo es descubierto y tiene un dosel denso donde domina el palo santo. Lo acompañan ejemplares de quebracho blanco, quebrachillo (Aspidosperma triternatum), palo cruz, algarrobo blanco y algarrobo negro. Si bien existe un continuo en el dosel de este bosque, en algunos sectores se interrumpe por una estructura más baja de arbustal donde se registran brea, talas (Celtis sp.) y varias especies de sachas: sacha sandía, sacha poroto, sacha membrillo.
Fuente y más información:  www.argentina.gob.ar


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